Para conocer el estado de tu economía familiar, el primer paso es identificar los ingresos y los gastos totales de tu familia. Toma en cuenta todos los ingresos, tanto de actividades profesionales como aquellos que reciben por concepto de rentas u otros negocios. Haz lo mismo con los gastos y no olvides incluir el pago de deudas o hipotecas.
Una vez realizado este análisis, hay 2 posibilidades:

  1. Que los ingresos sean mayores a los gastos: es un escenario positivo, porque significa que la familia cubre sus necesidades y tiene un excedente para otros usos. Han logrado un manejo sano de sus finanzas y es recomendable seguir con una distribución planeada de los gastos.
  2. Que los ingresos no alcancen para cubrir los gastos: recuerda que debes gastar en función de los ingresos familiares. Para equilibrar las finanzas, es necesario hacer un análisis detallado de todos los gastos familiares e identificar cuáles se podrían reducir o eliminar. Ahora bien, es importante tener en cuenta que la familia es un equipo de varios integrantes y deberán conciliar las necesidades y gustos de cada uno. Hay necesidades compartidas, como rentar una casa, pero también hay necesidades individuales, como tomar clases de piano. Lo ideal es que primero se cubran las necesidades colectivas, aquellas que son indispensables para el bienestar de toda la familia y posteriormente se analicen las necesidades particulares.

También es recomendable que definan reglas internas para el manejo del dinero. Entre las personas con ingresos, deberán decidir cuánto aportará cada quién y cómo será distribuido. En algunos casos, la segmentación se hace por tipo de gastos, por ejemplo, alguien paga la renta y otra persona los gastos de educación. En otros casos, cada integrante aporta cierta cantidad fija y se forma un fondo familiar, del cual se cubren todos los gastos. Sin importar cuál sea tu situación, recuerda que el aporte debe ser proporcional a los ingresos de cada persona, para no comprometer sus finanzas individuales.